TEMA 4 de Carla

Ohlalà! Mi experiencia en Francia.

¡Hola a todas! Dado que en el tema 4 se menciona la importancia del conocimiento sociocultural y las convenciones sociales que existen en los hablantes de una lengua, me parece interesante dedicar esta entrada a hablar sobre mi experiencia en Francia el año pasado y todas las diferencias que allí me encontré.

Para quien no lo sepa, el año pasado estuve en Francia trabajando como auxiliar de conversación en Montbéliard, un pueblo fronterizo a Suiza y Alemania. Sin duda fue una experiencia que marcó positivamente mi vida y me ayudó muchísimo a comprender las características de una lengua que llevo años estudiando.

Supongo que todas conocemos clichés acerca de los franceses. Entre los más comunes se podrían mencionar los siguientes: son muy puntuales, hablan con mucho respeto y educación, no muestran tanta confianza como los españoles, sus comidas diarias incluyen siempre queso y baguettes… En cuanto a la moda, existe el estereotipo de que las chicas francesas visten de una manera muy moderna y siguiendo las tendencias.

Bien, en mi experiencia durante un año en Francia puedo confirmar que todos los clichés anteriormente mencionados se cumplen. Me considero una persona puntual, sin embargo, la puntualidad de los franceses es algo que me ha sorprendido. Asimismo, la educación que tienen nunca dejará de sorprenderme. Aún recuerdo mi primer día en Francia; llevaba nada más y nada menos que tres maletas grandes y tenía que hacer un transbordo en la estación de tren. No fueron pocas las personas que se ofrecieron a ayudarme. También, a la hora de dirigirse a otra persona muestran un profundo respeto, sobre todo si no tienen confianza con esta. Aquí me gustaría hacer hincapié en lo que pude vivir como profesora en dos institutos de Francia (con estudiantes de entre 15 y 18 años), ya que todos me trataban de usted y respetaban las normas de comportamiento establecidas por el centro (por ejemplo, antes de empezar la clase los estudiantes debían mantenerse en pie y no sentarse hasta que la profesora les concediese el permiso).

En lo que atiende a la gastronomía, sí, los franceses comen a las doce del mediodía y cenan a las siete de la tarde. Da igual que sea verano o invierno, son muy meticulosos con los horarios y lo normal es que cuando son pequeños tengan una hora para irse a dormir (normalmente es a las diez de la noche). Yo todo esto ya lo sabía antes de llegar a Francia, pero no me imaginaba que lo llevasen a cabo de una manera tan estricta. Un día hablando de este tema con una clase de alumnos de diecisiete años, me comentaron que la norma de irse a las diez de la noche a la cama la tuvieron hasta los quince o dieciséis años. Creo que sería algo impensable para los adolescentes españoles.

Siguiendo con el tema de la gastronomía, yo vivía en el Franco Condado, una zona de Francia que se caracteriza por su riqueza gastronómica con platos típicos como la raclette, el queso al horno Mont d’Or, quesos extremadamente fuertes como por ejemplo el Morbier, etc. No obstante, la presencia del queso no se da solo en los platos más típicos de la zona; en el menú del comedor escolar donde trabajaba siempre había incluido un trozo de pan para acompañar las comidas y un trozo queso (cada día variaba el tipo de queso). Asimismo, la repostería francesa era algo que no pasaba desapercibida. Los croissants en Francia tienen un sabor completamente diferente a como los conocemos aquí y es muy normal ver diariamente a niños y niñas comiendo un pan au chocolat.




En cuanto a la moda, mis alumnos y alumnas tenían una forma de vestir diferente a los adolescentes españoles. Esto es algo en lo que no me fijé al principio, pero conforme fueron pasando los meses pude darme cuenta de que en el caso de las chicas, ellas le dan mucha más importancia al maquillaje (muchas de mis alumnas venían a clase con un maquillaje muy elaborado y marcado que llamaba la atención) y a la manicura (todas llevaban las uñas perfectamente limadas, largas y pintadas con los colores que más se encontraban en tendencia en ese momento). Los chicos también tienen un estilo peculiar, la mayoría seguían un estilo mucho más de calle (tenis, chándales y bandoleras de marca). Importante decir que las marcas de lujo (YSL, LV, etc.) están mucho más presentes en la población en general, da igual si son falsificaciones o no.

Además de estos prejuicios típicos, hubo otros aspectos que llamaron mi atención. Por ejemplo, los franceses a la hora de dar dos besos para saludar dan el primero con el lado contrario de la cara (algo que puede provocar muchas situaciones incómodas…). También, los franceses son, sin duda alguna, mucho más caseros, algo comprensible teniendo en cuenta que donde yo vivía nevó hasta el mes de mayo.



Podría seguir contando mil y una anécdotas y detalles que me llamaron la atención durante mi estancia en Montbéliard. Fue una experiencia de la que he aprendido mucho. Espero que os haya parecido interesante esta entrada y os pido que me comentéis si estáis de acuerdo conmigo (aquellas personas que también han vivido en Francia) o si tenéis experiencias con choques culturales de otros países. 

Nos vemos, ¡pasad una buena semana!

Comentarios

  1. Hola Rocío,

    me ha encantado esta entrada del blog. ¡Me ha parecido súper interesante y amena! Yo también he estado de auxiliar en Francia el año pasado, concretamente en París, y aunque coincido contigo en algunas cosas, en otras pienso totalmente lo contrario.
    Supongo que será porque he estado en la capital, y puede que los franceses vivan un poco cansados de los turistas, pero el día que llegué yo cargada con dos maletas y una mochila, nadie hizo ademán de ayudarme. Tuve que bajar y subir las escaleras del metro sola mientras la gente se limitaba a pasar por mi lado.
    En lo que concierne a la educación, mi experiencia me ha demostrado que no es más que una imposición social. Ellos (algunos, no todos) se limitan a decir buenos días y gracias por costumbre, no porque les salga natural. Me he encontrado con muchas personas dándome las gracias con una cara de asco monumental, así que, en este caso, prefiero que alguien me diga algo sonriendo sin darme las gracias que lo contrario.
    En cuanto a la puntualidad y sus horarios coincido totalmente.

    En conclusión, creo que es muy importante conocer la cultura de otros países, sobre todo cuando vas a visitar alguno, porque puedes llegar a meter la pata con alguna de sus costumbres.

    Un saludo,

    Antía Touriño

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